el viaje inexistente.


En una central de autobuses jamás he visto a nadie demasiado triste, bueno solo tal vez a aquellos que regresan a sus casas, a sus madres o a sus esposas(os) o incluso a sus 7 hijos gente que regresa a la rutina, pero ni tanto, se les podría decir simplemente, afligidos. La mayoría están expectantes de su viaje y eso es reconfortante.

La vida es el viaje escuche una vez, un filosofo contemporáneo español cuyo nombre no recuerdo, decía que el significado a todas las cosas las encontraba uno al viajar, desde mi punto de vista un viaje a un lugar desconocido siempre terminara siendo edificante, sin importar si es al pueblito burrero a 30 minutos de tu ciudad o a Tijuana o Japón viajar a otros lugares terminara por darte a conocer cosas que no conocías, si tienes suerte terminaran siendo sobre ti mismo.

Confieso que cuando era mas joven en el camión o autobús siempre esperaba sentarme con una chica guapa, estar a su lado e imaginar un sinfín de sinsentidos que sé hoy en día, jamás sucedieron. Últimamente viajo solo en asientos desocupados, pero si acaso alguien se queda conmigo, trato de que sea cerca de alguien que pueda tener buena conversación, no es por menospreciar a las mujeres hermosas, pero son en lo ultimo que pienso cuando de conversación se trata..

Me quedo a diario en mi casa, casi no salgo y es cuando comienzo a pensar pelotudeces, de que las cosas no cambian y que siempre serán las mismas, pendejadas lo se, y así se siembra cierto pesimismo en mi corazón. Pero basta con ir al centro de mi ciudad a alguna colonia, a algún pueblo u otra ciudad (no les mentiré diciendo que a otro país, por que aun no sucede) para ver como hay de rostros distintos y situaciones aun mas diferentes, parejas mas disparejas, niños mal educados y viejos con una mirada desesperada, lacónica, como riendo en sus adentros para no llorar, la mayoría de estos con mucha, pero mucha prisa. Como dijo un grupo de rock hace mucho rato, demasiada prisa con rumbo a ningún lugar.

Cuando era niño, mis padres y hermanos fueron a comer pizza, cabe mencionar que se fueron sin mi, de alguna forma me enteré y como pude los logre alcanzar en la parada de camión, cuando llegué, me dijeron con sorpresa incomoda ¡ay! ¡Aquí estas! a lo que me quede de pie en la parada, me gritaron súbete rápido, pero me di media vuelta y me regrese a mi casa llorando.

Muchas cosas pueden afectar un viaje, desde la planeación hasta el lugar de la llegada, el moverse de un lado a otro crea expectativas, casi siempre las cosas salen distintas de lo que pensamos, la primera vez que fui al puerto de Veracruz, casi me ahogo por que sentí que no había aire y el calor pegajoso me hacia sudar como cerdo (se que los cerdos no sudan por todo el cuerpo, mas que nada es la expresión) sin contar con que estaba todo nublado. Hay que eliminar las expectativas, es mejor estar atento y gozar el momento, y si se puede, aprender.

Aun así, no me arrepiento de nada, desde la vez que me subí en un camión que me llevo a un pinche pueblo polvoso solo por que vi a una chava bonita subirse y por consiguiente yo también lo hice en busca de aventura (que resulto ser la hija de pancho pistolas, ósea un cabrón de los mas cabrones, capataz de sepa su chingada madre. y que por cierto, ni me peló al final) hasta mi ultimo viaje donde me robaron, créanme, ahora que les comente de la vez en que no llegue al carro o si llegue pero no me subí, me pregunto a que habrá sabido esa pizza, es algo que desgraciadamente nunca sabré, lo peor en estas cosas, es nunca llegar a saber, dijo alguien, no hay peor nostalgia que recordar aquello que nunca fue y en este caso es muy cierto.

(si quieres leerlo otra vez, esta escrito igualito en Desmenuzadores, regresamos a nuestra programaciòn habitual)

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