transportador

  En la mañana me llegó una bandera por correo de parte de Felipe Calderón, creo que por aquello del bicentenario, la amarré a un palo y salí a la calle junto con gatopantera a marchar cual escolta de escuela, ella se sabe todo el proceso, como se entrega, como se marcha, la marcialidad que esto conlleva, como también, el respeto a nuestro lábaro patrio, ella ama a su bandera y yo la amo a ella. Por ella, yo creo en la bandera. Hoy rescataron a 33 mineros chilenos -uno de ellos infiel- el Presidente Chileno estuvo con ellos, muchas cámaras, muchas sonrisas y algunas lagrimas y porras; un acto que lo equiparan con la caída del muro de Berlín, yo tomo mi opinión y me la guardo. Se vendió a través de los medios la idea de un chile unido y de excelente manera; ahora el evento del mes, ha dejado descansar el escenario y bajó el telón, he de esperar que nos mostrarán después. ya en la noche le gané a un amigo jugando ajedrez de manera horrible por que

Clásicas de gato pantera: Ahí andaba saltando de silla en silla gato pantera cuando en una de esas se tambaleó y antes de que diera un ranázo la alcancé a agarrar: ulysses: ten más cuidado. GP: ¿Por que? lo bueno es que me agarraste, no pasó nada ulysses: (enojado) por que te puedes caer y te pegas en tú cabeza y como estas chiquita te puedes quedar tonta. GP: … ulysses: bueno, me refiero a que te puedes hacer un daño totalmente innecesario. GP:… ulysses: (ya menos exaltado) la cosa es tener cuidado con lo que haces para que las malas consecuencias no se presenten. GP: ¿oye papi? si –le contesté- si dices que si me caigo por que estoy chiquita me puedo quedar tonta… ¿Qué pasa si tú te caes? ulysses: pues nada. GP: aaah, como ya estas grande papi… ¿ya no puedes quedar más tonto? ulysses: ¡PLOP!

El señor Palacios tenia 30 años cuando su padre murió, su papá había sido un hombre chapado a la antigua que ya le daba de comer su carne a los gusanos, que el olor de su alma ardiendo daba sosiego a dios… y el señor Palacios se reía cuando me contó esto sobre su padre al que nunca conocí, ahora estaba viviendo con su madre, había estudiado medicina pero no terminó, así que trabajaba en una oficina de gobierno y en sus ratos libres, como cuando lo conocí, divagaba en proyectos que nunca le vi hacer, como a casi la mayoría de nosotros. Aunque me llamo Rosendo, me decía Ross que por que según estaba muy largo mi nombre, creo que cuando lo conocí -al señor Palacios como pedía que le llamaran- yo tenía como 19 años y trabajaba en una tienda de autoservicio, solía ir todas las tardes a platicarnos de su alcurnia, de su sangre española, de sus novias y demás detalles, al principio era muy entretenido; sabía mucho y yo trataba de no quedarme atrás, a ratos él citaba a Antonio machado, otr