The Runner



Un sobresalto lo despertó, eran las 6 de la mañana, llovía un poco y pensó sobre todas las cosas que tenia que hacer, las cuentas por pagar y lo poco que tenia, aunque quiso regresar a las sabanas ya no pudo, Rufino de la Cruz tenia largo rato desempleado, pero multichambas, trabajaba en lo que se podía para pagar la renta y las cosas más inmediatas, fue a la tienda por pan y leche y compró también el periódico.

Se sentó en su única silla y sobre su mesita de madera apolillada tomo unos sorbos de leche, cuando abrió el periódico zaz una noticia que podría solucionarle la vida, a sus 32 años estaba en buenas condiciones y ese mismo día en tres horas estaba por comenzar un maratón, el premio para el primer lugar eran 50 mil pesos, no podía creer la noticia, ya que le bastaba y sobraba para atender todas sus necesidades.

Se levanto de la mesa y pensó por un momento si lo que quería hacer no estaba fuera de sus posibilidades, pero después pensó que si uno desea las cosas con todo su corazón, tendrían que salir adelante, no tenia nada que perder y si mucho que ganar, así que alejo todos los pensamientos negativos y solo se concentro en ganar la carrera.

Se tomo dos huevos crudos, terminó su leche, quito la mesa del centro e hizo lagartijas para calentar y hacer un poco mas de condición, mientras pensaba una y otra vez en cómo seria su carrera y como ganaría. Termino de hacer algunas sudando un poco, se cambio de ropa, se puso sus tenis y salió de su casa con rumbo a la carrera, rápido tomo el pesero y se dirigió al principio de algo que le cambiaria su vida.

LLegó junto con varios corredores mas, se inscribió y comenzó a calentar a su manera, uno dos decía y estiraba las piernas, estaba enfocado mas que nunca y sabia que esta era la carrera de su vida. Tomó su posición el la salida, al frente del convoy, los segundos caían como pequeños martillos en su corazón y en su pulso, el murmullo de los corredores se hacia cada ves menos mientras mas se acercaba la hora de la salida. Se escucho una voz que les dijo: en sus marcas, listos; ¡fuera!

ya no había vuelta atrás, comenzó a correr como nunca adelantándose poco a poco, comenzó con ritmo y empezó a rebasar a los que habían tomado la punta, así hizo los primeros 100 metros, uno y otro más, llegó a los 200 metros con una determinación inquebrantable, 300 metros y estaba a punto de alcanzar la punta de la carrera, los demás corredores se quedaron atónitos al verlo pasar en sus shorts viejos y en su playera tipo polo desgastada, 500 metros y estaba atrás del que estaba en la punta de la carrera, sus pies corrían ligeros como pocas veces se había visto y al llegar a los 600 metros paso al primer lugar, la gente, le aplaudía tal muestra de determinación, tal fuerza, la moto que estaba televisando el evento le presto especial atención, aquellos que se encargaban de comentar el evento no salían de su asombro ante tal representación de fiereza que Rufino les presentaba. Llegó al kilometro uno faltando aún 40 más y estaba delante de la carrera, sentía la gloria acariciarle la frente llena de sudor. Nada podía detenerle por que primero que sus fuerzas, primero que sus piernas, estaba su corazón por delante.
Pero algo sucedió, llegando al kilometro y medio sus fuerzas comenzaron a menguar, los pies antes ligeros comenzaron a pesar y el ritmo estaba descontrolado, rápido el segundo lugar paso a ser el primero, su espíritu altivo comenzó a decaer y hecho mano de todas sus fuerzas para que no sucediera, emprendió una titánica labor y peleó hombro a hombro por el primer lugar… pero no sucedió, pasó uno; y después otro, después muchos mas, hasta que se quedo muy atrás de la gente, sus pulmones no resistían, sus pies le ardían, la cabeza le daba vueltas y comenzó a perder la conciencia hasta que se desmayo. La carrera estaba perdida.

Los socorristas se le acercaron y le hicieron aspirar sales para que volviera en si, un terrible dolor le vino al estomago y vomito el desayuno, lo retiraron de la pista, le dieron agua y se sentó lleno de pesares, la gente murmuraba a favor y en contra de el, desde perdedor, hasta muy perdedor, las lagrimas mojaron sus ojos al voltear a ver la carrera que ya se había esfumado y vio como se alejaban también sus esperanzas.

Regreso a su casa, miro el periódico otra vez y con más detenimiento la noticia de la carrera, si me hubiera entrenado antes se decía, si hubiera corrido más, pero no tiene caso, ya paso, vamos a ver que hay en la sección de empleos. mmm no este no, mm no , este pagan muy poco… y así se quedo sentado toda la tarde mirando sus posibilidades, mirándolas con desdén.

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